domingo, 11 de mayo de 2014

MARINA DESTEFANI, Hija de Silvia, DECLARO EN EL SEGUNDO JUICIO A VICTOR BRUSA

› MARINA DESTEFANI DECLARO EN EL SEGUNDO JUICIO A VICTOR BRUSA.

En el nombre de la madre

Es la hija de Silvia Suppo, ex detenida política asesinada en 2010. Repasó la militancia política de sus padres y de su tío, Hugo Suppo, en la Juventud Peronista. A los tres, los secuestraron en Rafaela, el 24 de mayo de 1977.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/10-43939-2014-05-11.html

Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
"Mi mamá era Silvia Suppo y mi papá Jorge Destéfani". Marina se sentó el viernes frente al Tribunal Oral de Santa Fe que juzga por "asociación ilícita" al ex juez Víctor Brusa y a los policías Juan Calixto Perizzotti, María Eva Aebi y Eduardo Ramos y habló en nombre de sus padres. "En este lugar, me hubiera gustado que estuviera mi mamá, pero la perdimos por la misma injusticia", dijo.
Destéfani falleció poco antes del juicio que condenó a Brusa en diciembre de 2009 y Suppo fue asesinada tres meses después, el 29 de marzo de 2010. "Tenía que declarar en esta causa, pero la mataron de nueve puñaladas. Nosotros sospechamos que esta asociación ilícita sigue funcionando en la actualidad y sigue cometiendo delitos", agregó.
Marina repasó la militancia política de sus padres y de su tío, Hugo Suppo, en la Juventud Peronista. A los tres, los secuestraron en Rafaela, el 24 de mayo de 1977. Pasaron por la Jefatura de Policía, que estaba al mando del comisario Italo Falchini y después los llevaron a Santa Fe: Silvia y Hugo en la parte de atrás de un auto y Jorge en el baúl. El destino era la seccional 4ª y luego un centro clandestino al que llamaban "La Casita. "Mi mamá decía que una quinta cerca de Santa Fe, a unos quince minutos en auto, se cruzaba una vía, en una ruta", relató.
En el testimonio que atesora de sus padres, Marina dijo que ellos mencionaban "a los autores materiales" de sus secuestros a varios policías: Carlos Raúl Hoffmann, Américo José Oviedo, Luis Ascencio Bravo y un agente encubierto del Ejército que operaba como PCI, Felipe Miglietto. "Había un tal Gauna, que está vivo y es empleado municipal", agregó. "La patota se movilizaba en un Falcon verde y en un Torino rojo". Cuatro meses antes, el 25 de enero de 1977, el mismo grupo de tareas había secuestrado a Reinaldo Hattemer, en el atrio de la Iglesia de Rafaela, donde se casaba su hermano Oscar. Hattemer era el primer novio de Silvia y sigue desaparecido. "La patota es la misma".
"Ellos también mencionaban como responsables de los traslados a Perizzotti, Aebi y Oscar Farina", dijo Marina. Y relató el suplicio de su madre en el circuito del terrorismo de estado, donde sufrió torturas, tres violaciones y un aborto. Uno de los traslados fue a un consultorio privado de Santa Fe, donde le obligan a hacer el aborto. "La llevaron Aebi y Farina, por orden de Perizzotti", afirmó. "Ella siempre recordaba que Perizzotti le había dicho que 'lo del embarazo era un error y había que arreglarlo'. Ella pensaba en la ironía de esas palabras, el embarazo no era un error, sino el producto de la violencia sistemática contra las mujeres".
El defensor oficial Fernando Sánchez se opuso a que Marina siguiera con el relato del aborto. "Estos hechos ya se investigan en otra causa en el Juzgado Federal", se quejó. La presidenta del Tribunal, Lilia Carnero, corrió vista al fiscal Martín Suárez Faisal, quien sostuvo que las preguntas de los abogados querellantes eran "razonables".
-Por mayoría, el Tribunal resuelve que la testigo continúe con su relato -dijo la jueza Carnero.
Marina siguió: "Después del aborto, a mi madre la llevaron de vuelta a la Casita, donde la cuidaban dos represores a cara descubierta. A uno le decían "Monito". Y el otro era un gordo canoso", recordó. Silvia Suppo los reconoció en una galería fotográfica, el 18 de junio de 2008. Señaló una de las fotos que le mostraron y dijo: "Ese es uno de los que me cuidó en la Casita después de que tuve mi aborto". Era la foto de un suboficial del Ejército retirado, Jorge Eleodoro Hauque, que operaba en el Destacamento de Inteligencia Militar 122 como jefe de los PCI. Después señaló otra foto. "Me parece que ese es 'el Monito', pero no estoy segura". Destéfani también reconoció a Hauque: "Es una cara conocida, lo relaciono con mi detención o tal vez estaba en la seccional 4, no lo puedo ubicar precisamente, pero estoy seguro que su cara me es familiar". En esa convalecencia en el chupadero, Silvia Suppo reconoció a una tercera persona. "Me dijo que Aebi también estuvo ahí, comiendo con esos dos hombres", el "Monito" y el otro (que era Hauque). Marina se quedó con la impresión de su madre, que ese chupadero estaba muy cerca de la Guardia de Infantería Reforzada, donde operaban Perizzotti y Aebi. "Se comunicaban".

EMPEZO EL SEGUNDO JUICIO AL EX JUEZ VICTOR BRUSA Y TRES POLICIAS - Dichos del represor Ramos

 EMPEZO EL SEGUNDO JUICIO AL EX JUEZ VICTOR BRUSA Y TRES POLICIAS

Un represor con fe en Massa

Uno de los imputados habló dos horas y dijo que “dentro de un año y medio, cuando Massa sea presidente, estas cosas (los juicios por crímenes de lesa humanidad) van a cambiar”. Los acusados deben responder por el cargo de “asociación ilícita”

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-245840-2014-05-09.html

Por Juan Carlos Tizziani Desde Santa Fe @
El Tribunal Oral de Santa Fe comenzó ayer el segundo juicio al ex juez Víctor Brusa y a los policías Eduardo Ramos, Juan Calixto Perizzotti y María Eva Aebi, ahora bajo el cargo de una supuesta “asociación ilícita”, que se castiga con 3 a 10 años de prisión. Los cuatro ya fueron condenados en diciembre de 2009 por secuestros, torturas y apremios ilegales: Brusa a 21 años y los demás a penas que oscilan entre 19 a 23 años de cárcel. La presidenta del tribunal, Lilia Carnero, preguntó a los cuatro imputados si iban a declarar; tres se negaron, pero Ramos aceptó el convite y habló durante dos horas. Anunció el fin de los juicios de lesa humanidad. “Dentro de un año y medio cuando termine el gobierno (de CFK) y Sergio Massa sea presidente, estas cosas van a cambiar”, pronosticó. Se proclamó inocente y pidió que se lo someta a un detector de mentiras para probarlo. “Al negarme la prueba le dicen a la sociedad que Ramos dice la verdad”, desafió en tercera persona. En Estados Unidos se utiliza. La Justicia tiene que adaptarse a los tiempos”, recomendó.
Tras la lectura de los requerimientos de elevación a juicio de la fiscalía y las querellas, la jueza Carnero abrió el debate. El tribunal se completa con los jueces de Rosario Jorge Venegas Echagüe y Otmar Paulucci. Brusa fue el primero en sentarse frente a ellos.
–¿Tiene algún apodo? –le preguntó la jueza.
–Culón.
–¿Ocupación?
–Desocupado.
–¿Y cómo solventa sus gastos?
–Me ayuda mi familia –contestó Brusa. Y después, se negó a defenderse. Perizzotti y Aebi lo imitaron, sólo respondieron sobre datos personales. Pero Ramos aceptó declarar. “El imputado tiene la posibilidad de hablar en cualquier momento del juicio y yo lo voy a hacer”, dijo.
–¿Tiene algún apodo? –arrancó la jueza Carnero.
–Interno Eduardo Ramos. Hace 9 años y cuatro meses que me dicen así –contestó.
Ramos y Brusa están presos en la cárcel de Las Flores, Perizzotti en su casa con prisión domiciliaria y Aebi, en un penal de mujeres.
–¿Ocupación?
–Ahora, limpio los pisos en la Jefatura de Vigilancia –reveló Ramos.
–¿Y antes?
–Escritor.
–¿Y cuánto cobra?
–300 pesos mensuales –contestó.
La condena a Brusa y compañía está firme. La Corte Suprema la confirmó en marzo de 2013. “No está firme en el ámbito supranacional”, retrucó Ramos. Y dijo que había llevado su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que abrió un expediente.
Allí arrancó con sus “observaciones”. La primera, sobre el plazo de la investigación, entre el 24 de marzo de 1976 y el fin de la dictadura. “A mí me comprenden sólo 9 meses y medio porque el 22 de noviembre de 1977 yo estaba detenido en Las Flores”, dijo. No explicó por qué. “No quiero decirlo.” La segunda observación, porque una de las víctimas, el abogado Jorge Pedraza, cayó en noviembre de 1975, antes del golpe.
Ramos criticó el cargo de “asociación ilícita” y dijo que el banquillo estaba incompleto. “¿Dónde están los jefes? ¿Dónde están los militares?”, preguntó.
La causa tuvo un desgranamiento de imputados en estos años: Nicolás Correa falleció en agosto de 2007, el coronel Juan Orlando Rolón en noviembre de 2011 y el coronel Domingo Marcellini en marzo de 2010. Los tres eran jefes. Rolón del Area 212, Marcellini del Destacamento de Inteligencia Militar 122 y Correa del grupo de tareas que operaba en los chupaderos. Otros dos policías murieron en 2012: Héctor Colombini (Pollo) en agosto y Mario Facino, en octubre. “¿Por qué no está (el doctor Víctor) Montti?”, volvió a preguntar Ramos. El ex juez estuvo bajo proceso, pero la Cámara Federal de Rosario le dictó la falta de mérito en abril de 2011. De los diez acusados, cinco fallecieron y uno zafó, los otros cuatro están en juicio.
“Soy, fui y seré peronista. No kirchnerista”, aclaró Ramos. Fue allí cuando planteó la teoría del supuesto fin de ciclo. “Dentro de un año y medio cuando termine el gobierno (de CFK) y Sergio Massa sea presidente, estas cosas van a cambiar”, pronosticó. Quedó claro que hablaba de los juicios de lesa humanidad. “Hay un sometimiento de la Justicia al poder político bajo la amenaza de que el juez que no se somete va a ser sometido a jury”, acusó.
–Los jueces sólo estamos sometidos a la Constitución. Usted está haciendo declaraciones injuriosas –lo frenó la presidenta del tribunal.
–Le ruego que me disculpe –reculó Ramos.
–Nosotros no respondemos a ningún poder de turno –lo corrigió la jueza Carnero.
En otro pasaje, Ramos se quejó porque, al margen de la condena a 23 años que cumple en Las Flores, ya le confirmaron la prisión preventiva en más causas. “Cinco minutos antes de que empiece otro juicio, me encajan otra causa”, se lamentó. El 1º de abril último, la Cámara Federal de Rosario le confirmó el procesamiento en una tercera investigación por el secuestro, torturas y homicidio de Emilio Feresín, que investiga el juez federal Francisco Miño.
“Yo sé que me van a condenar, pero quiero aportar al mejoramiento de la Justicia.” La propuesta era que lo conecten a la máquina de la verdad. “Si algún imputado lo pide que lo sometan al polígrafo, que lo hagan. Se acepta que tiene un 100 por ciento de veracidad. Es una prueba científica que es aceptable en muchos países”, sugirió.