Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo - actividades en el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos y exigiendo el esclarecimiento inmediato del crimen de Silvia Suppo.
Teatro para el pueblo: El Cíclope
De la censura al grito por Justicia
Los integrantes de La Tropilla Teatro llegaron a Rosario, desde las entrañas del Teatro de los Andes, en Bolivia, con su espectáculo teatral "El Cíclope". Entre las numerosas presentaciones que realizaron, estuvieron en Rafaela, en la movilización para exigir Justicia a 8 meses del brutal asesinato de la testigo en causas de lesa humanidad, Silvia Suppo. Días antes, una función del Cíclope fue suspendida como consecuencia de una carta de lectores del diario La Capital. Porque el arte es social y político, porque incomoda, porque aborrece “las moralinas de mazapán”. Los tres actores del Cíclope le cuentan a enREDando qué imágenes y simbologías se anudan en la trama de esta sátira de la tragedia de Homero. Del Teatro de los Andes, de las entrañas de este lugar que abre sus puertas a la estética de un teatro comprometido con su pueblo, desde Yotala, Bolivia, llega La Tropilla Teatro, y con este trío de actores argentinos, formados gran parte de su carrera en el seno del Teatro de los Andes, la sátira obra teatral “El Cíclope”. Luciano Temperini, Ulises Palacio y Julián Ramaciotti son los artistas que ponen el cuerpo al servicio del arte. Y con él, recorren caminos, algunos con más altura, otros más húmedos. Transitan las calles de los pueblos y las grandes ciudades y acercan, con la puesta de esta obra teatral, una historia lejana en el tiempo, pero inmensamente profunda y cercana, en sus diálogos y sus imágenes. Y en este andar, los actores despliegan el teatro que les da sentido a sus vidas. “La Tropilla nace en Bolivia. Ahí nos conocimos los tres, trabajando en la creación de La Odisea, y de ahí nace la propuesta nuestra y de César Brie, de hacer nuevamente el Cíclope. Es una obra que ya había realizado el Teatro de los Andes. Nosotros la volvimos a tomar, haciendo nuestra versión, adaptándola. Es la primer obra del Teatro La Tropilla”, explica, mate de por medio, Julián, uno de los actores del grupo. El Cíclope es una reescritura del drama satírico que escribió Eurípides hace 500 años antes de Cristo. El artista Cesar Brie la reescribe “y la trae a algún lugar de Sudamérica”, y “la intención es atravesarla con la problemática y signos actuales. Traer esa historia del pasado, tomada de la mitología campesina, popular, con el vino, la fiesta, lo dionisíaco, que tiene un contenido fuerte”, explica Luciano. Ese contenido al que se refiere el actor, está emblemáticamente signado por la opresión y también, la libertad. De esta manera, la simbología de la obra recala permanentemente en un imaginario social, actual, real, cotidiano. Sin embargo, los actores no pretenden dejar “un mensaje al espectador”, sino, por el contrario, dejar abierto las infinitas posibilidades de la interpretación en cada uno de los espectadores, en un público dispuesto a dejarse transformar por el arte. “No queremos dar a entender quién es cada personaje, sino que cada uno, le dé el significado que quiera”, comparte Julián. Tres personajes fuertes encarnan la historia de esta sátira clásica que conforma uno de los 9 capítulos de la Tragedia de Homero: Ulises, el náufrago, el Cíclope Polifemo y el esclavo Sileno. “Ulises es un viajero, un trotamundo, un guerrero actual, un náufrago. El Cíclope es un monstruoso pastor gigante con un ojo solo incrustado en su frente, amoral, despiadado, que devora a los que naufragan en sus tierras y se burla de hombres y dioses. Sileno, viejo astuto, cobarde, vicioso, es el verdadero motor cómico de la farsa”. Luciano detalla a cada personaje: “El Cíclope está vestido con un uniforme militar , por una cuestión teatral, porque no hay un hábito que identifique inmediatamente al político, el actual ladrón y socavador de nuestras democracias. El Cíclope viola a su esclavo, (Sileno), a su pueblo, a su servidor y el servidor lo critica pero a la hora de combatir se acobarda y se vuelve a aliarse con el enemigo, siendo su cómplice. Es un personaje bisagra que de alguna forma también intenta reflejar a una parte de la sociedad”. Hay quienes querrán mirar más allá de lo superficial y en esa búsqueda de miradas, se encuentren con una historia que incomoda, que moviliza, que nos genera preguntas. No hay referencias directas, sino metáforas de una historia que se encarna en los actos más terribles de la opresión al ser humano: la violación, la esclavitud, la explotación. Pero además, “El Cíclope”, aborda una historia con fuerte contenido social, desde la humorada y el sentido cómico que le imprimen las brillantes actuaciones de Palacio, en la carne del náufrago Ulises que llega a la tierra del Cíclope, de Temperini, en la voz y el cuerpo de Sileno, el esclavo que no se atreve a combatir a su explotador, y de Ramaciotti, en la aguda interpretación, sobre zancos y una gran vestuario, del Cíclope, el carcelero “que le rinde culto a su barriga y a su avidez”. “La historia también se puede entender como el fragmento de La Odisea que narra cuando Ulises llega a la tierra de los Cíclopes, y a través de su naufragio, se comen a algunos de sus amigos, y al cegarlo al Cíclope, se escapan de la isla”, explica el actor cuyo nombre de pila es exactamente el mismo que el de su personaje: Ulises. A su lado, Temperini agrega: “Los personajes son libres de hacer su historia, y el público de hacer su juicio y de ubicarse en algún lugar en esa historia.” Los vicios, lo festivo, la cobardía, la egolatría, el valor, el coraje, todo se entrecruza en una puesta en escena que conjuga el teatro y el humor, con la música. “El texto, al estar en verso, tiene su propia musicalidad, y la obra está apoyada en muchas músicas de Bolivia, México y Argentina”, dice Ulises. Es indudable no reconocer esa mixtura de carne latinoamericana en las actuaciones y en el texto de la obra. Hay mucho de Bolivia, de esa tierra tan fuerte, resistente y también, oprimida durante años. Hay también, referencias que hablan de la Argentina, de nuestro pueblo. “Ulises viajó por toda latinoamérica y él es la parte musical de la obra. Queremos que cada lugar donde estrenamos contamine nuestro trabajo”, despliega con pasión Luciano Temperini.
De la censura al grito por Justicia La Tropilla Teatro se presentó en la movilización que se realizó en Rafaela al cumplirse 8 meses del asesinato no esclarecido de la militante, sobreviviente y testigo de la Causa Brusa, Silvia Suppo. Fueron invitados por la familia, los hijos de Silvia. Participar de esta movilización es un acto de justicia. “Estamos orgullosos de estar ahí, sumando fuerzas para que la causa no se cajonee, porque esto quiere decir que hay un aparato operando actualmente y queremos alzar nuestra voz de repudio. Y queremos justicia y apoyamos a la familia. Nosotros vivimos en Bolivia, y queremos estar en Rafaela para respirar esa historia. Sabemos que es una ciudad de mucha riqueza económica y queremos saber cómo fue la militancia de los 70 ahí y cómo se asesina a una persona por decir la verdad”, manifiestan los integrantes de La Tropilla, días antes de participar con “El Cíclope” en la movilización. Estar presentes con el arte es un sello que los identifica. “Lo político es un pilar fundamental. El teatro tiene que ser político, tiene que hablar de una realidad que nos afecte. Vamos con esta propuesta porque abre otro nivel de percepción en la gente. Trabajar con nuestro arte es una manera de continuar con esa lucha de los 70.” Y esta es la militancia de los artistas. “Esta es nuestra manera de hacer política”, dice Luciano. Ulises, a su lado, reafirma y con contundencia expresa: “Esta invitación fue una sorpresa y es un gusto poder estar ahí”. Días atrás, paradógicamente, los tres actores recibieron una censura inexplicable en un pueblo del norte de Santa Fe, adonde nunca llegaron, ya que la función que tenían preparada fue suspendida. El motivo fue una
Carta de Lectores del Diario La Capital donde una mujer critica moralmente el contenido de la obra. Esto provocó la impotencia de los actores que no dudaron en defender su trabajo y lo que la obra teatral dice, con sus metáforas y sus símbolos. “Todas las experiencias que hemos tenido nos ha dado mucha fuerza. Indirecta o directamente la censura nos ha perjudicado, una persona que se siente ofendida porque en algún momento “decimos teta”, que es donde nos alimentamos por primera vez, o decimos culo, que actualmente se ve en las publicidades, en la televisión. Nosotros no tenemos nada que ver con eso, justamente si hay algo de eso en la obra es para ponerlo en evidencia”, ratifica Temperini, quien además, como contrapartida a este acto repudiable de censura, enumera los diversos y numerosos lugares donde se presentaron con El Cíclope, en Rosario, contando con el apoyo de la Municipalidad de Rosario, en Arroyo Seco , en Funes y en un acto emblemático y de justicia, en Rafaela, en el mismo día en que se conmemora la Declaración Universal de los Derechos Humanos. “Nosotros no decimos que la obra es para adultos, porque no creemos que sea exclusivamente para adultos”, expresa Temperini. “Hacemos el teatro que nos hace emocionar a nosotros, de acuerdo a nuestra sensibilidad y nuestro humor”. Julián explica. “Aclaramos que no es una obra infantil. En cierta forma, es una obra que está pensada para todo público”. Por eso, para los actores, “El Cíclope”, está pensado para presentarse en aquellos lugares “donde nos estén esperando”, dice Temperini. “El Cíclope tiene la particularidad que se puede hacer en lugares abiertos. Y queremos ir a los lugares donde podamos compartir la obra de arte con el pueblo”.
La huella del Teatro de Los Andes Luciano, Julián y Ulises se conocieron en el Teatro de los Andes, ubicado en Yotala, en Bolivia. De allí, grandes actores y actrices y emblemáticas obras teatrales han surgido, han brotado de este teatro cuya estética es esencialmente política. “Nosotros queremos continuar con esa independencia que tiene el Teatro de los Andes, que hace 20 años que viene haciendo teatro en Bolivia. Este es el compromiso que tiene el teatro, de utilizar lo que sucede en el entorno, transformarlo en poesía, en denuncia, en belleza, poder darle un escenario para que el público lo vea y decida también. Hay escenas de las obras del Teatro que son muy fuertes, que movilizan, y el Cíclope intenta eso también, que alguien del público se sienta sensibilizado y que de esa manera, tome parte. Ese es el teatro que nosotros queremos, que no intenta ser bello solamente, sino que el espectador sienta en carne propia lo que se quiere hablar, en su propia historia”, explica con claridad Luciano Temperini. En esa búsqueda social se imprime, como necesidad y mandato, una búsqueda interna, profundamente personal. Y en este camino, los aprendizajes que el Teatro de los Andes les dejó, son infinitos: actitud, compromiso, disciplina, respeto y pasión hacia el arte y el teatro. “Creo que cuando la belleza se combina con una reflexión fuerte se logra sensibilizar a la gente”, dice Ulises quien, junto con Julián, actúa en La Odisea, otra de la obras que nace en el Teatro de los Andes y de la mano de Cesar Brie. Julián agrega y hace referencia a la estética propia del teatro. “Es una referencia mundial por el hecho de cómo trabaja, y la responsabilidad y seriedad con que se toma el trabajo. Hay una intensidad, una búsqueda desde las imágenes, la poética, el entrenamiento corporal. Y eso le dá calidad al trabajo”. En definitiva, todo se conjuga y se conjura para que el arte, a través del teatro, y la poética y la política como acto social, se encuentren en una puesta artística. “Cuando se genera la magia, el teatro, la metáfora, la danza, los cantos, la poesía, la música, cuando todo está a favor de una historia y…seguramente ese es el camino que estamos eligiendo”, finaliza Ulises, alcanzando con la mirada esos nuevos aires que La Tropilla se propone recorrer-
Fuente:
http://www.enredando.org.ar/noticias_desarrollo.shtml?x=62483